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ALICE-VILLE
por Belén Gache
Escritora
y critica de arte. Graduada en Historia del Arte en la Universidad
de Buenos Aires y con un master en Flosofia del Lenguaje.
belengache.findelmundo.com.ar/aliceville.htm
ALICIA: LA CIUDAD, EL MUNDO, EL LIBRO
Alice-Ville. Ciudad Alicia. Una ciudad que funciona tanto como
museo como del mundo. El mundo propio de Alicia, cita intertextual
obligada de Alicia en el país de las Maravillas. Así
como en el caso de Lewis Carroll, el texto nos envuelve en un
laberinto de juegos del lenguaje y paradojas lingüísticas,
asistimos aquí también a un trastrocamiento de las
leyes perceptuales sin que sea posible designar un punto de vista
privilegiado sobre los otros.
Pero en Alice-Ville también hay otra dimensión catacrética
de la ciudad como museo: la ciudad como libro. Si la ciudad Alicia
es el museo donde despliega sus juegos visuales y anamórficos,
el museo es a la vez un libro que se espacializa. Así como
el país de las Maravillas es un país de texto donde
el espacio de la lectura se asimila a la lectura del espacio (para
utilizar un juego de palabras carrolliano), Alice-Ville se asemeja
a uno de esos libros troquelados, que se despliegan, se metamorfosean
y están llenos de sorpresas. Cada una de sus obras será
una página, un capítulo y también, un acontecimiento.
LA PALABRA Y EL EFECTO DE SENTIDO
-¿En qué sentido, en qué sentido? - se pregunta
Alicia, en el país de las Maravillas.
En los dos sentidos a la vez, dirá Giles Deleuze en su
Lógica del sentido. Deleuze, quien analiza allí
aspectos filosóficos de la obra carrolliana, plantea una
lógica basada en la ausencia de sentido en el discurso,
en el lenguaje y, en general, en todo signo.
El sentido es incorpóreo e inmaterial. El sentido es solamente
un efecto de superficie como un efecto óptico o un efecto
de espejo (effet de miroir). Y aquí la cita intertextual
estará dada por Alicia a través del espejo.
La primera obra de Alice-Ville es un poema de dos palabras presentadas
la una junto a la otra: FUGAZ - INSCRIPCIÓN. La palabra
“fugaz” es una sombra que se proyecta sobre la pared.
La palabra “inscripción” está grabada
en el cemento.
Roland Barthes hablaba de dos tipos de escrituras: la de la inscripción,
la hendidura, la marca, aquella que corresponde a la letra irreversible
(letra cuneiforme, jeroglífico; aquella de la Ley, la Historia,
el Monumento); y la de la caricia de la superficie (ideogramas
trazados con pincel o con fieltro). Así como en Alicia
en el país de las maravillas las series se despliegan en
los dos sentidos a la vez: comer-hablar, cuerpos-lenguaje, corpóreo-incorpóreo,
en Alicia Herrero, el sentido se despliega hacia ambos pares de
oposición: inscripción (la palabra-sustancia, cosa
o re-presentación de la cosa) y fugaz (la palabra incorpórea,
mero efecto de sentido).
EL CASTILLO Y EL BOSQUE. LAS SOMBRAS
Los cuentos de hadas, lejos de presentarnos un universo ingenuo,
nos presentan profundos conflictos existenciales y se asocian
a los miedos, los sueños y, sobre todo, las pesadillas.
Los cuentos de hadas están poblados de castillos y de bosques.
El castillo y el bosque también se presentan como otro
par de oposición: el castillo es el centro; el bosque,
su periferia. El castillo representa lo interior, el refugio pero
también el encierro con sus torres y murallas. El bosque,
lo externo, los peligros y la inhospitalidad de la intemperie.
En los cuentos de hadas, sin embargo, tanto el castillo como el
bosque aparecen encantados y nos presentan sus trampas. En Alice-Ville,
nos enfrentaremos también con una serie de trampas e ilusiones
ópticas. Se nos indica, por ejemplo, que el castillo debe
ser mirado de determinada manera; un cono de visión determinará
su perspectiva.
El bosque calado de Alice-Ville, por su parte, proyecta su sombra
y se convierte en un espacio mítico, tenebroso y oculto.
Como en los cuentos de hadas, las sombras cambiantes nos hacen
sospechar de espacios habitados, misteriosos y plenos de amenazas.
En 2002, Alica Herrero realizó la obra Bosque. La misma
consistía en un cuaderno de hojas en blanco. A partir de
la acción de dibujar y re-dibujar una misma viñeta
de un bosque con movimientos continuos y progresivos que añaden,
repiten y difieren trazos, Herrero convierte sus páginas
en espacios de infinitos recorridos en los que confundirse y perderse.
El libro-bosque. Quizás todo libro no sea en el fondo más
que un bosque de palabras.
Las sombras:
En Turquía, existe el Karagoz. En Java, el wayang purwa.
El teatro de sombras se ha desarrollado en muchos países,
incluidas India, China, Indochina, Persia y el Asia Menor. Frecuentemente
su práctica ha sido asociada al culto de los muertos.
En Film, una obra de 1999, Herrero presentó cinco viñetas
de escenas de cuentos de hadas caladas en láminas de aluminio.
La luz sobre las láminas proyectaba las sombras distorsionadas
sobre la pared. Las sombras, fantasmas incorpóreos, invitan
a la imaginación y a la narración onírica.
JUEGOS DE PALABRAS Y JUEGOS DE PLATOS
En Alice-Ville hay juegos de sentido, juegos de luces y también
juegos de platos. Nuevamente el par material-inmaterial y nuevamente
el par deleuziano comer-hablar, cuerpo-lenguaje.
Las obras de Lewis Carroll remiten al contexto de una sociedad
victoriana que gustaba de inventar tanto juegos de salón
como diferentes deportes - cricket, rugby, tenis, futbol, croquet.
Alicia en el País de las Maravillas es un texto plagado
de juegos: juegos de barajas, ajedreces, juegos de croquet, carreras,
pero por sobre todo, juegos lingüísticos y también
el juego de té del famoso episodio de la merienda de Alicia.
El té de la tarde, en la Inglaterra victoriana y eduardiana
era una ceremonia formal, un encuentro ritualizado que motivaba
el uso de mejor vajilla de porcelana de la casa y la facción
de diferentes tortas, dulces y galletas. También, la presencia
de visitas e invitados. En el capítulo Un té de
locos, existen una serie de peculiaridades. Dado que siempre son
las seis de la tarde, la mesa de té está continuamente
servida. Los invitados, por su parte, distan de ser personas razonables:
un sombrerero (era común en la época asociar sombrereros
y locura, dado que usaban mercurio para tratar el fieltro y este
elemento tenía nocivos efectos en su comportamiento, implicando
incluso locura si la exposición al mismo era prolongada)
, una liebre de marzo (existía entonces el dicho “mad
as a march hare” debido a que las liebres empezaban entonces
su temporada de celo) y un lirón, personaje que hablaba
prácticamente en sueños.
En un trabajo realizado para el Museo Boijmans van Beauningen
(Rótterdam, 2000-2002), Alicia Herrero presenta una serie
de diálogos que tienen lugar entre tazas y platos gigantes,
en una dimensión similar a la del cuerpo humano. ¿Son
los utencillos los que crecen o son los humanos los que han encogido
su tamaño? En Alicia en el País de las maravillas,
Alicia come un pedazo de hongo mágico y, mientras espera
el efecto que tendrá la ingesta sobre su organismo, se
pregunta: ¿en qué sentido, en qué sentido?
El cuerpo empequeñecerá o se agigantará pero,
en permanente metamorfosis, nunca permanecerá siendo el
mismo.
Un juego de té implica, además, una colección
finita de elementos emparentados entre sí, una estructura
de objetos afines. Herrero lo contrapondrá a su Conversaciones,
obra realizada a partir de elementos de vajilla que el público
irá aportando a la obra y en la que registraremos un acumulamiento
progresivo, desmedido y potencialmente infinito de piezas diferentes.
Contrariamente a un tradicional juego de té, se trata aquí
de piezas heterogéneas, sin pedigree, ilegítimas,
“multirraciales” y “multigenéricos”,
cuestionando tanto lo que es lo mismo y lo que difiere como lo
que es sucesivo y simultáneo. Conversaciones no es sino
un bosque de tazas.
UN IMPERIO EVANESCENTE
En el capítulo V de Alicia a través del espejo,
Alicia se encuentra de pronto en un comercio. La Reina se ha convertido
sin más en una oveja que atiende el lugar mientras teje
un abrigo de lana con catorce agujas de tejer a la vez.
-¿Qué deseas comprar? - le pregunta la oveja a Alicia.
Alicia observa las estanterías repletas de toda clase de
cosas curiosas, pero lo más extraño es que cada
vez que trata de fijar la vista en algún estante, ese estante
en particular parece vacío. En vano, intenta descifrar
qué es ese objeto brillante que se encuentra en el estante
inmediatamente superior al que ella está mirando y que
a veces parece ser una muñeca y otras veces, una caja de
herramientas.
En el video Imperio, una imagen fija parece construirse y deconstruirse
delante de nuestros ojos, siempre difusa e indistinta. Como en
un test de Rorschach nos esmeramos intentando reponer sus contornos
e imaginando sus formas. Con un poco de suerte, nos daremos cuenta
de que se trata de una fotografía un juego de porcelana
Imperio tomado de un catálogo de Christie´s.
EL AGUJERO DE LA CERRADURA Y EL ESPEJO
Como señala Martin Gardner en su famoso texto Annotated
Alice, minucioso estudio de la obra de Lewis Carroll, las habitaciones
y puertas secretas eran un motivo común en la época
victoriana. Las casas eran construidas con pasadizos y espacios
ocultos y era corriente la fantasía de mirar a través
de los huecos de la cerradura de la cual dejan testimonio las
novelas rosas de la época. La sala donde se proyecta el
video Imperio nos depara una sorpresa: descubriremos allí
junto una habitación secreta donde se ha montado un taller
de cerámica.
La acción de espiar por el hueco en la pared guarda fuertes
similitudes con mirar un espejo: en ambos casos se abre frente
a nosotros un espacio. En ambos casos nos enfrentamos con la fantasía
de pasar del otro lado. La pared y el espejo no se constituyen
como límites sino como pasajes entre un aquí y un
allá, entre una lógica y otra.
Lo inmaterial de la imagen del video se contrapone con la materialidad
del cuerpo real del ceramista. La porcelana Imperio, fetichizada
como objeto suntuario en la casa de remates se convierte aquí
en la evidencia de las condiciones de producción, en factura
manual, en trabajo.
SEMBRANDO SEMILLAS DE TIEMPO
El espacio de la Administración del Museo es intervenido
con una serie de cajones con almácigos, una suerte de micro-huerta
que se instalará el día de la inauguración
de Alice-Ville y que permanecerá allí hasta su fin,
monitoreada y regada con asistencia técnica.
Continuando con la literatura feérica, nuevamente es frecuente
allí el motivo del castillo que desaparece, engullido por
la vegetación del bosque que crece a su alrededor en forma
desmedida. Aquí también será la lógica
del proceso, del crecimiento, del movimiento la que prime, pero
en este caso, el museo castillo ciudad será invadido desde
adentro, en el corazón mismo de su administración.
Proceso, crecimiento, movimiento implican al devenir, al tiempo.
Es el tiempo el que irá ocupando, carcomiendo, asfixiando
la voluntad de eternidad del castillo museo. Cronos y Aión:
el tiempo cotidiano (el tiempo del cuerpo) y el tiempo incorpóreo
de la Eternidad entrarán aquí en lucha.
¿EN QUÉ SENTIDO?
En Alice-Ville, el espacio real y el tiempo real son ficcionalizados.
El tiempo real, el de la acumulación de utencillos, el
del trabajo, el del crecimiento orgánico de las plantas,
el del cuerpo, se convierten en materia y motivo de las obras.
Por otra parte, como sucede con el reloj del conejo blanco, en
el país de las Maravillas, la lógica misma del tiempo
se subvierte: la obra Conversaciones, al ser concebida como proceso,
quedará concluida el último día de la muestra
y no el día de la inauguración, como tradicionalmente
sucede. La exposición, además, involucra una serie
de cambios en la rutina cíclica de la Institución,
entre ellos, el cambio en los horarios de apertura al público.
En cuanto al espacio real, así como en otras ocasiones
Alicia Herrero trabajó con museos de papel (construidos
con imágenes de obras tomadas de catálogos y libros
de arte), aquí el espacio se vuelve un libro espacializado,
al igual que el proyecto Magazine in situ (2004-2005) se convierte
también en una revista espacializada, en tiempo y espacio
real.
El cuestionamiento acerca de los límites entre realidad
y ficción nos lleva a cuestionar la efectuación
espacio-temporal del acontecimiento. Siguiendo la lógica
deleuziana, no es la ocurrencia espacio-temporal del mismo la
que lo constituye como tal sino el plus de significación
que aporta el observador. El acontecimiento se construye como
un ensamble de puntos singulares, sensibles y críticos.
Incorpóreo e inmaterial, el sentido es solo efecto de sentido.
¿Cómo se debe mirar el castillo para ver realmente
al castillo? ¿Cómo mirar el bosque de sombras? ¿En
qué sentido, en qué sentido?, pregunta Alicia y
vuelve a preguntar la otra Alicia.
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